Quienes no pudieron asistir ayer al Foro Político de El Financiero ni seguir su desarrollo por televisión (El Financiero-Bloomberg), se perdieron un evento que dio luces de lo que puede ser el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Hago una mínima síntesis:
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En la mesa económica se plantearon los cuatro temas clave que despejarán la incógnita sobre las intenciones del próximo gobierno: el presupuesto, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el nombramiento del vicegobernador del Banco de México y la reforma energética.
Gabriel Casillas, director general adjunto de Análisis Económico de Grupo Financiero Banorte, Alonso Cervera, Economista en Jefe para América Latina de Credit Suisse, y Luis Foncerrada, ex presidente del IMEF, dieron por descontado que habrá TLC trilateral y en el peor de los casos México no quedará a la deriva, pues ya tiene ese acuerdo bilateral con Estados Unidos.
El crecimiento económico durante el primer año de López Obrador va a ser magro, como ocurrió con Peña Nieto, Calderón, Fox y Zedillo.
Preocupa el nombramiento del vicegobernador del Banco de México porque el gobierno de AMLO pondrá a tres de los cinco miembros de la Junta de Gobierno. Con el nombre del primero se conocerán sus intenciones.
El aeropuerto será una prueba importante para los inversionistas. Vamos hacia las ocurrencias o son serios.
Hay que cuidar la reforma energética como fuente de ingreso de dinero, dedicar a Pemex a exploración y extracción, y no gastar en refinerías que darán resultados menores a muy largo plazo.
El Tren Maya es una ocurrencia, salvo el tramo Tulum-Cancún. La inversión pública en infraestructura es positiva (este gobierno ha tenido la más baja desde el gobierno de Lázaro Cárdenas), pero "en la buena infraestructura".
Destacaron lo peligroso que son las ocurrencias y lo erróneo de afirmar que el mercado las va a frenar. El mercado castiga las ocurrencias cuando ya están hechas. Castigan el error, no lo anticipan.
¿Estamos exentos de ellas? No. Una cosa es lo que digan tres calificadoras y otra es tener el respaldo de 30 millones de votos.
En la mesa de Seguridad, con Raymundo Riva Palacio, Genaro García Luna y Elena Azaola, se dijo (RRP) que estamos en zona de desastre, pues la PGR y la Policía Federal están penetradas y corrompidas, y el Ejército y la Marina desgastados y perseguidos judicialmente: eso es lo que va a recibir el nuevo gobierno.
¿Va a mejorar? Si en seguridad se va a hacer lo que dicen los dos funcionarios de AMLO, "empaquemos y vámonos, porque esos encargados no saben nada del tema".
Haber quitado la Secretaría de Seguridad Pública (GGL) implicó prescindir de personas especializadas en temas sensibles e indispensables, como ciberseguridad. Y lo que planea el siguiente gobierno, de enfocar sus trabajos al lavado de dinero es reduccionista, pues el 93 por ciento de los delitos son del fuero local: robos, extorsión, homicidio, secuestro, y eso se combate con policías capacitadas.
Otro error que se avecina es adscribir el CISEN a la secretaría de Seguridad Pública, pues el organismo de inteligencia fue concebido para seguridad nacional, que nada tiene que ver con seguridad pública.
En la mesa política estuvieron Ricardo Monreal, líder de la mayoría en el Senado, Miguel Osorio, coordinador de los senadores priistas, el coordinador de los perredistas Miguel Ángel Mancera, y el senador panista Rafael Moreno Valle.
Se percibió armonía entre ellos, deseos de trabajar sin choques mayores, pero la mayoría la tiene la coalición gobernante y Monreal, gentil y comedido, lo hizo sentir con buenos modales.
Dijo el líder de los senadores de Morena que no hay que preocuparse porque la consulta de revocación de mandato, en principio ideada para mitad del sexenio (concurrente con la elección federal), sea plataforma para que el presidente López Obrador haga campaña abierta.
"Andrés Manuel va a estar en campaña por seis años", dijo sonriente Ricardo Monreal, cada vez más parecido en ademanes, tono y lenguaje corporal a Manlio Fabio Beltrones.
Vienen cambios importantes pero, por lo que se ve, en el Senado habrá discusión de altura y al final se impondrá la mayoría que, al fin y al cabo, ganó las elecciones.